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RESUMEN DE LA TEORÍA DE FREUD

RESUMEN DE LA TEORÍA DE FREUD

                

                        El PSICOANÁLISIS

SIGMUND FREUD 1856-1939

ESQUEMA DEL PSICOANÁLISIS.   1938-1940

Desde sus inicios, el Psicoanálisis se convirtió en tema de interés, no exento de escándalo, ya que supuso un fuerte ataque de la moral burguesa. Dos de los postulados de Freud son el fundamento de las críticas recibidas: uno, que las causas de los trastornos psíquicos e incluso de nuestra conducta son de origen sexual; y otro que los niños poseen impulsos sexuales desde el nacimiento.

Para aproximarnos a su teoría, hemos optado por una de sus últimas obras donde aclara los conceptos fundamentales de su teoría.

Para él, el hombre deja de ser una unidad, para fragmentarse en instintos contrapuestos, permaneciendo durante toda su vida en constante lucha entre la posibilidad de satisfacción de los mismos o la cultura.

 El aparato psíquico:

Freud divide lo psíquico en tres apartados:

ELLO.  Tiene por contenido todo lo heredado, lo innato, lo constitucionalmente establecido; es decir, sobre todo, los instintos originados en la organización somática. Parte arcaica.

YO.  Gobierna la motilidad voluntaria. Su tarea consiste en la auto-conservación, y la realiza en doble sentido. Frente al mundo exterior se percata de los estímulos, acumula

(en la memoria) experiencias sobre los mismos, elude (por la fuga) los que son demasiado intensos, enfrenta (por adaptación) los estímulos moderados y, por fin, aprende a modificar el mundo exterior adecuándolo a su propia vivencia (a través de la actividad).

 SUPER-YO.  Actitud del niño frente a sus padres, incorpora además aportes sustitutos y sucesores del yo, persigue el placer y trata de evitar el displacer.

Procede de los padres, los educadores, personajes ejemplares y los ideales venerados en la sociedad.

Teoría de los instintos:

Denominamos instintos a las fuerzas que suponemos tras las tensiones causadas por las necesidades del ello

El poderío del ello expresa el verdadero propósito vital del organismo individual: satisfacer sus necesidades innatas.

Establece dos instintos básicos: Eros y el instinto de destrucción (thanatos).

Eros-Instintos de auto-conservación y de conservación de la especie: amor yoico y el amor objeto. Ambos buscan la Unión.

Thanatos- Busca la disolución, su fin último es el de reducir lo viviente al estado inorgánico, de modo que también lo denominamos instinto de muerte.

En las funciones biológicas, ambos instintos básicos se antagonizan o combinan entre sí. Esta interacción sinérgica (cooperación de energías) y antagónica de ambos instintos básicos, da lugar a toda una abigarrada variedad de los fenómenos vitales.

Las modificaciones de la proporción en que se fusionan los instintos tienen variadas y decisivas consecuencias. Un exceso de agresividad sexual basta para convertir al amante en un asesino perverso.

Al establecerse el súper-yo  considerables proporciones del instinto de agresión son fijadas en el interior del yo y actúan allí en forma autodestructiva, siendo éste uno de los peligros para la salud a que el hombre se halla expuesto en su camino hacia el desarrollo cultural.

La libido es la energía vital que dirige y origina las manifestaciones del instinto sexual en sentido amplio.

 Una característica importante para su existencia es su movilidad, es decir, la facilidad con que pasa de un objeto a otros.  Contraria a aquella es la fijación de la libido a determinados objetos, que frecuentemente pueden persistir durante toda la vida. Las más destacadas de las regiones somáticas que dan origen a la libido se distinguen con el nombre de zonas erógena, aunque en realidad el cuerpo entero es una zona erógena  para Freud.

La función sexual popularmente coincide con el Eros, pero  para la teoría de Freud no podemos reducir Eros a la función sexual. En su teoría  Eros abarca muchos aspectos diferentes al sexual.

El desarrollo de la función sexual.

En la visión tradicional  los impulsos sexuales aparecerían con la pubertad en la edad de la maduración sexual, y serviría a la procreación; pero Freud dice que siempre se conocieron hechos que no caben en el estrecho marco de esta concepción.

  1. Existen seres para los cuales sólo tienen atractivo las personas del propio sexo.
  2. Existen personas cuyos deseos parecieran ser sexuales, pero que descartan los órganos sexuales o su utilización normal. A tales seres se les llama “perversos”.
  3. Ciertos niños, muy precozmente, manifiestan interés por sus propios genitales.

Con el análisis de estos tres hechos  el psicoanálisis llegó a las siguientes conclusiones.

  1. La vida sexual no comienza sólo en la pubertad  sino que se inicia con evidentes manifestaciones poco después del nacimiento. Eros en sentido amplio.
  2. Es necesario establecer una clara distinción entre los conceptos de lo sexual y lo genital. El primero es un concepto más amplio y comprende muchas actividades que no guardan relación alguna con los órganos genitales.
  3. La vida sexual abarca la función de obtener placer en zonas del cuerpo, una función que ulteriormente es puesta al servicio de la procreación, pero  a menudo  las dos funciones no llegan a coincidir íntegramente.

Fases de la sexualidad en el niño.

La sexualidad aparece en el momento del nacimiento, Eros en sentido amplio.

Freud divide el desarrollo sexual del niño en tres fases.

1ª fase.  Oral.  La boca se convierte en zona libidinal. La boca sirve, en primer lugar, a la auto conservación por medio de la nutrición. El chupeteo del niño es la manifestación más precoz de un impulso hacia la satisfacción.

2ª fase. Sádico-anal. En ella, la satisfacción se busca en las agresiones y en las funciones excretoras.

3ª fase. Fálica. No interviene los genitales de ambos sexos, sino sólo el masculino. Los femeninos permanecen ignorados durante mucho tiempo.

Aquí el varón ingresa en la fase edípica, caracterizada por la ternura erótico-libidinal centrada en la madre y rechazo del padre como enemigo; al mismo tiempo aparece un complejo de culpabilidad y una proyección de éste en un objeto  ya que el niño siente admiración y cariño hacia el padre. En la niña el proceso edípico se complica al tener que pasar de la madre al padre volviendo a retornar a ésta.  

Las cualidades psíquicas.

Para Freud, la mente humana aparece dividida en tres áreas, donde se dan los distintos  procesos psíquicos que pueden ser: conscientes, preconscientes o inconscientes. La división entre las tres clases de contenidos que llevan estas cualidades no es absoluta ni permanente.

La preconsciente se torna consciente sin nuestra intervención, y lo inconsciente puede volverse consciente mediante nuestros esfuerzos. Una reversión de contenidos o procesos preconscientes al estado inconsciente desempeña un importante papel en la causación de los trastornos neuróticos.

En su obra La interpretación de los sueños Freud establece un camino hacia el inconsciente; todos tenemos deseos que no podemos aceptar, por ello los reprimimos. Los sueños disfrazan las ideas reprimidas y dan satisfacción parcial a los deseos inaceptables (disfrazados).

En los sueños encontramos contenidos manifiestos y contenidos latentes. La censura endopsíquica se encarga de que los impulsos no puedan convertirse en conducta.

Freud relaciona los sueños con la histeria. En este trastorno los mecanismos de defensa se rompen apareciendo los síntomas.

Las características fundamentales de la histeria, según Freud, son:

  1. El problema que subyace es siempre sexual.
  2. Los histéricos se resisten a su curación.
  3. La terapia no proporciona la felicidad.

Él propone alcanzar la auto comprensión racional del inconsciente irracional  como paso necesario para la salud mental.

La interpretación de los sueños como modelo ilustrativo.

Aquí, no se estudian patologías  sino funciones vitales, el sueño es una más de estas. El sueño es un fenómeno habitual en la vida de todo ser normal.

Nos abrimos camino a la comprensión (interpretación) del sueño aceptando que cuanto recordamos como tal, después de haber despertado, no es el verdadero proceso onírico, sino sólo una fachada, tras la cual se oculta éste. He aquí la diferenciación que se hace entre un contenido onírico manifiesto y las ideas latentes del sueño.

Los motivos de la formación onírica pueden ser: o bien un impulso instintivo (un deseo inconsciente)  por lo general reprimido y que adquiere durante el reposo la fuerza necesaria para imponerse en el YO, o bien, un deseo insatisfecho subsistente en la vida diurna.

Hay, pues, sueños que proceden del ello y sueños que proceden del yo.

Las pruebas de la participación del ello inconsciente en la formación onírica son numerosas: 

          a. La memoria onírica tiene mucho más vasto alcance que la memoria vigil. El sueño trae recuerdos que el soñante ha olvidado y que le son inaccesibles durante la vigilia.

           b. El sueño recurre sin límite alguno a símbolos lingüísticos.

           c. Con gran frecuencia  la memoria onírica reproduce impresiones de la temprana infancia del soñante, impresiones de las que no sólo podemos afirmar con seguridad que han sido olvidadas, sino también que se tornarán inconscientes debido a la represión.

            d. Además, el sueño trae a colación contenidos que no pueden proceder ni de la vida adulta ni de la infancia olvidada del soñante: son parte de la herencia arcaica que el niño trae consigo al mundo, antes de cualquier experiencia propia, como resultado de las experiencias de sus antepasados. Las analogías de este material filogenético las hallamos en las más viejas leyendas de la humanidad y en sus costumbres subsistentes.

Las reglas decisivas de la lógica no rigen en el inconsciente, del que cabe afirmar que es el dominio de lo ilógico. Tendencias con fines opuestos subsisten simultáneamente en el inconsciente.

Lo que para el ELLO inconsciente es una satisfacción, puede ser por eso mismo  motivo de angustia para el YO.

El hombre y la cultura.

La sublimación- conversión de la libido sexual en energía mental nerviosa- consigue integrar al sujeto en la cultura, colaborando así a un fin común.

El hombre encuentra satisfacción en el trabajo creativo, eros al servicio de la cultura en lucha con thanatos. El hombre se enfrenta al inconsciente para conquistarlo en nombre de la razón.

Freud, S. (1998). Esquema del psicoanálisis. Barcelona: Debate.

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